Millones para salvar las murallas de Cádiz.

Los trabajos de una escuela taller evitan la ruina definitiva del baluarte de San Roque · El Fuerte de Cortadura ofrece, como contraste y aún en manos del Ministerio de Defensa, un estado de abandono.

La recuperación de las fortificaciones de la ciudad se ha convertido en uno de los proyectos prioritarios de cara al 2012 y, a la vez, en uno de los proyectos más costosos y complicados de ejecutar, lo que supone un claro hándicap a la hora de poder garantizar su conclusión para esta fecha.

Hasta el momento sólo está total preparado el baluarte de la Candelaria. Su recuperación ha supuesto una inversión superior a los 3 millones de euros, contando tanto lo que en su momento gastó el gobierno socialista de Carlos Díaz más lo que tuvo que invertir el gabinete de Teófila Martínez para solventar los fallos de la primera rehabilitación; a pocos metros de distancia, el castillo de Santa Catalina afronta una nueva fase en su largo proceso de reforma, que se alarga desde hace una década. Aquí el Ayuntamiento ha gastado ya más de 6 millones de euros. En ambos equipamientos los usos ya están claramente definidos hasta el punto de que forman parte esencial de la programación cultural y de ocio de la ciudad.

Frente a ello, el Ayuntamiento aún debe definir con mayor claridad qué se va a hacer en el frente de Puerta Tierra. El inmenso edificio amurallado ya están totalmente en manos del municipio, tras la salida de los bomberos y de la Casa del Niño Jesús. Sólo en restaurar los muros exteriores se han invertido unos 5 millones de euros. Está pendiente de apertura la ampliación del Museo Litográfico, que acumula un importante retraso en la ejecución de las obras, pero nada se conoce por el momento de los proyectos para el resto de las bóvedas: únicamente la intención de ocupar varias de ellas con el Museo Iberoamericano de Títeres.

Está también pendiente la definición de los usos en los dos baluartes que flanquean a la Puerta de Tierra. El de Santa Elena está bien conservado aunque ocupado por oficinas municipales además de las antiguas dependencias de un taller de automóviles ya vacías; el de San Roque tiene peores perspectivas: de su ruina total lo ha salvado el Ayuntamiento gracias a una escuela taller que está trabajando en el mismo desde hace unas semanas. El estudio técnico previo a las obras era rotundo: el abandono de décadas ha provocado daños muy graves tanto en su interior como en su exterior.

Esta escuela taller, en la que trabaja una veintena de jóvenes, ya ha limpiado la cubierta y trabaja en las dos bóvedas que están en manos municipales. La actuación en el lienzo exterior que da al mar y el arreglo de las naves hoy ocupadas por talleres privados tendrá que esperar a que el edificio esté totalmente vacío. Será entonces cuando el Ayuntamiento pueda definir los usos y completar una rehabilitación que será costosa. En similar situación están las bóvedas de San Carlos.

En el aire está también la puesta en valor del Fuerte de Cortadura. El Ayuntamiento espera cerrar pronto un convenio con el Ministerio de Defensa para recuperar estas dependencias, hoy plagadas de pintadas y muy deterioradas en su interior. Queda la duda del beneficio que Defensa sacará de esta operación por cuanto siempre ha ganado dinero en los distintos convenios con la ciudad.

Y queda el castillo de San Sebastián, ya en manos del Consorcio del 2012 que acaba de iniciar su reforma para convertirlo en uno de los equipamientos de referencia en el Bicentenario. El presupuesto no está cerrado, pero superará los 50 millones.

Con todo ello, la puesta en valor de todas las fortificaciones de la ciudad, tanto en cuanto a su rehabilitación como en su adecuación a usos ciudadanos, supondrá, entre lo ya ejecutado y los que está pendiente, una inversión que superará con creces los 100 millones de euros.


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